Nas Areias do Deserto

Nas Areias do DesertoPT

Romance
Última actualización: 2021-06-22
Vanessa Matos  En proceso
goodnovel16goodnovel
0
Reseñas insuficientes
15Capítulos
1.6Kleídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

Sinopsis

Aisha é uma jovem marroquina, de apenas vinte e um anos, que aprecia de forma muito demasiada a toda as belezas naturais que o seu país tem a oferecer. Nascida e criada no Marrocos, em meio ao deserto e as ruínas, ela passou a vida sonhando em conhecer o ocidente, imaginando como devem ser as diferentes culturas dos povos ocidentais. Por visitar frequentemente o deserto, um dia ela se depara com um homem chamado Rachid, que chegou ao deserto através de uma caravana, e por quem ela se apaixona na primeira vez que o vê. Devido à avassaladora paixão que ela sente por ele a partir da primeira vez que o encontra, ela compartilha com ele todos os seus sonhos. E se aproveitando de sua inocência, Rachid faz diversas promessas para Aisha, fazendo-a acreditar que lhe dará uma vida muito melhor do que ela jamais imaginou. E por meio desse discurso, Aisha é traída por sua própria inocência, que a leva a viver situações terríveis, as quais ela jamais desejou, e o que a faz se arrepender de um dia ter querido se afastar das areias do deserto. Venha conhecer e se emocionar com a história de Aisha.

Leer más

Capítulo 1

Agradecimentos e Prefácio

«Tres años de amante secreta y no he podido ganar el corazón de mi jefe.»

Por los largos ventanales del lujoso Penthouse se lucía la noche de Londres, y en el interior, la música de fondo suave y romántica daba ambiente junto a las velas aromáticas —él las prefería así.

Una figura esbelta se movía con gracia, descalza sobre la suave alfombra.

Su largo y ondulado cabello rubio caía hasta el largo de su cintura y su camisón de seda blanca colgaba suavemente alrededor de sus tobillos.

Rosalind Taylor alisó el mantel de lino por última vez, sus ojos azules recorrieron la mesa con una mezcla de esperanza y nerviosismo: cristal fino, cubiertos pesados, el filete Wellington que había practicado para dominarlo… y en el centro, la pieza maestra.

Un pastel pequeño, delicado, coronado por una sola vela en forma de número “3”.

Su aniversario número tres, de una relación intensa, pasional y tan íntima como secreta, con su jefe, el heredero de un conglomerado y dueño de una galería inglesa de prestigio.

—¿Dónde está? —susurró para sus adentros, sus dedos buscando inconscientemente el pequeño bulto en el bolsillo de su bata. No. Ahí no estaba.

Su mirada recorrió la estancia y se posó en el sofá. Ahí descansaba, sobre un revoltoso montón de encaje rojo oscuro.

La lencería que se pondría más tarde, su audaz plan para la noche, y sobre ella, la pequeña caja de terciopelo azul.

La tomó con cuidado, abriéndola una vez más. En su interior, el pasador de corbata de platino relucía bajo la luz tenue.

Un diseño minimalista, elegante, con un pequeño zafiro incrustado que coincidía con el color de sus ojos.

Había vendido tres de sus mejores cuadros, había ahorrado cada libra durante meses… todo por este momento. Por la forma en que imaginaba que sus ojos dorados se iluminarían, solo por un instante, solo para ella.

Tick~ Tack~

Rosalind volvió a mirar el reloj de pared… ¡Y su corazón dio un saltito al ver que ya casi era la hora!

Una sonrisa tímida, llena de expectativa, curvó sus labios.

Ella tomó la lencería y corrió a cambiarse y… Cuando salió de la habitación, vio la puerta del departamento abrirse.

Clack~

Allí estaba él. Alphonse. Como siempre, ostentaba una autoridad innegable.

Un traje gris oscuro, bien entallado, perfilaba sus anchos hombros, y su habitual gabardina beige le colgaba del brazo.

Su rostro apuesto y cincelado denotaba cansancio tras una negociación, y sus ojos dorados, a menudo insondables, recorrieron rápidamente la habitación.

Su mirada se detuvo un instante en la mesa del comedor: la luz de las velas, las rosas, el pastel elaboradamente decorado con el número "3" encima.

Rosaline contuvo la respiración, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, esperando el más mínimo atisbo de reconocimiento, una sonrisa cómplice o una simple palabra.

Pero no hubo ninguna.

Su mirada lo recorrió todo, como si examinara un mueble insignificante, sin detenerse jamás en su significado.

Tiró su gabardina con naturalidad sobre el sofá más cercano y, con un familiar toque de irritación, extendió la mano para aflojarse la corbata.

—Te dije que comieras sin mí, Rosalind —dijo ese hombre, su voz un tono más bajo de lo usual, cargado de una indiferencia que la golpeó como una bofetada física—. Ya cené en una reunión de negocios.

Ella parpadeó, la vergüenza caliente subiéndole por el cuello hasta teñir sus mejillas.

El vestido de encaje rojo, que momentos antes se sentía audaz y sexy, ahora le parecía ridículo, patético.

Con manos que de pronto se sentían torpes y temblorosas, corrió hacia donde él estaba con la cajita de terciopelo.

—Feliz aniversario mi amor… —murmuró ella, con la voz quebradiza, extendiéndole el regalo como una súplica silenciosa—. Yo… Lo compré para ti…

Él lo tomó sin entusiasmo. Abrió la caja. Sus ojos dorados escudriñaron el pasador, no con curiosidad, sino con una evaluación fría y distante.

Vio la marca, una firma de un diseñador talentoso pero no de las casas de lujo exclusivas que él solía frecuentar.

Sin una palabra, cerró la caja de un golpe, se acercó al armario de la entrada y la arrojó dentro sobre un montón de bufandas y guantes olvidados.

¡CLANK!

¡El azote a la puerta, causó un brinquito en Rosalind!

—No compres estas cosas innecesarias otra vez, Rosalind. No las necesito.

¡Rosalind se quedó helada, inmóvil, como si le hubiera caído un baldazo de agua fría!

El cálido refugio de esperanza que había construido con tanto cuidado durante semanas se desinfló de golpe, dejándola vacía y expuesta.

¿Qué sucedió? ¿Por qué Alphonse parecía tan distante esa noche?

Preguntas llenaron su mente, y aunque abrió sus labios… No fue capaz de hacer ninguna ante la sensación de nudo en su garganta.

Sus hermosos ojos de color zafiro, se llenaron de lágrimas… ¡Pero trató de no dejarlas caer!

Y justo en ese maldito momento…

Tililing~ Tililing~

Un sonido llenó el aire, una llamada telefónica que ingresó al teléfono de Alphonse, pero…

¡No era el tono habitual que ella conocía! ¡Era uno personalizado!, uno especial…

La transformación en Alphonse fue instantánea y devastadora. La fatiga y la indiferencia se esfumaron de su rostro. Una suavidad que ella nunca había visto, ni en sus momentos más íntimos, iluminó sus ojos.

Él sacó el teléfono y respondió al instante, como si no pudiera perdonarse hacer esperar un segundo a la persona por la que puso un tono único.

—Bueno, estaré ahí pronto… Sí, espérame.

Eran solo unas palabras, pero el tono era un mundo entero.

Tres años… Tres años con cientos de encuentros amorosos y… Y jamás, jamás le sonrió así, ni había usado esa voz para ella.

Ella sintió como si le golpearan el pecho… ¡NO ENTENDÍA! ¡Pero le dolía!, tanto que era asfixiante, y sus lágrimas… finalmente se deslizaron por sus mejillas.

Él colgó, tomó las llaves del coche de la entrada y se dirigió hacia la puerta sin mirar atrás, como si ella, la mesa, el pastel, el “3”, simplemente dejaran de existir.

—¡Amor…! —exclamó Rosalind con su voz quebradiza—. Hoy es nuestro aniversario… Tres años. ¿No podrías quedarte conmigo y…?

¡CLANK!

¡Él salió! ¡Le cerró la puerta en la cara y se marchó con indiferencia!

No hubo respuesta, ni una mirada, ni un ápice de vacilación.

El amor, terco y ciego, la empujó a abrir la puerta y salir al pasillo frío. Sus ojos se clavaron en la espalda de Alphonse, cada vez más distante.

—Al… —susurró pero sus palabras no salieron, y su cuerpo no se movió.

¡ERA COMO SI FUERA UNA PESADILLA!

¡No podía estar pasando algo así!, él la amaba, se lo había dicho en la oscuridad, con sus labios besando su piel, mil veces. Y ella creía en él… ¡LE CREÍA CON TODO SU CORAZÓN!

Él subió al ascensor sin siquiera volverla a ver.

Los minutos pasaron, ella reaccionó.

Rosalind, entumecida, se dejó llevar de vuelta al interior por pura inercia, ese penthouse lujoso que él le obsequió, ese en el que la veía, un hogar lleno de recuerdos, lleno de su amor en cada esquina.

Se acercó a la mesa, la cena estaba fría, miró el pastel, el número tres, la luz de las velas proyectándose en sus ojos, que ya no brillaban, sino que se oscurecían con una comprensión amarga y tardía.

—Tres años… —susurró hacia la nada, su voz cargada de un dolor que ya no tenía dueño—. Más de mil días y noches, y resulta que… ¿nunca podremos tener un aniversario formal?

La llama de la vela titileó una última vez, y se apagó.

Desplegar
Siguiente Capítulo
Descargar

Último capítulo

Más Capítulos

También te gustarán

Novelas relacionadas

Nuevas novelas de lanzamiento

Último capítulo

No hay comentarios
15 chapters
Agradecimentos e Prefácio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP