Amanda se volvió hacia mi sin entender, cuando recibió el sobre manilado de manos del hombre él se dio media vuelta sin decir nada más.
Ella extendió el sobre y allí estaba la dirección de la casa y todo lo demás correspondiente a Amanda, pero estaba dirigida a Marianne Cooper.
—Que extraño… — dijo pasándomelo, yo lo tomé y sopesé, palpándolo parecía tratarse de un CD corriente. Era extraño recibir correspondencia y más aquí donde nadie parecía conocerme. Busqué entre la gente estirando el cuello para ver si reconocía a alguien pero solo el brillo de los lentes negros que ahora portaba Liam me devolvieron algún reconocimiento.
—Seguramente quien te lo envió sabía que te encontrarí