Capítulo 60. Parte 2
Diego:
Bruno está tan absorto hablando con Antonella que no nota mi presencia cuando me deslizo justo detrás de él. Lo agarro del hombro; en cuanto se da la vuelta, le hundo un puñetazo en la quijada y lo derribo al instante. Antonella suelta un grito desgarrador y sale corriendo hacia la parte trasera de la casa. Bruno se incorpora, llevándose la mano a la mandíbula que palpita, y se abalanza sobre mí, asestándome un golpe en el estómago. Su ataque es patético: la adrenalina me niega el dolor. Además, soy un hombre alto y musculoso; él, en contraste, es bajo y fofo. Lo tomo de la camisa y le atesto otro golpe en el rostro. Cuando cae al suelo, la sangre ya se le escapa por la boca.
—¡Antonella es una puta! ¿Sabes cómo me atrapó? —escupe él, lleno de rabia.
—¡Cállate si no quieres que te reviente la cara otra vez!
—Me atrapó acostándose conmigo. ¡La muy estúpida quería perder su virginidad, y tuve que casarme con ella!
—¡Te ordené que te callaras! —le exijo, pero él sigue gritando, de