Capítulo 5. Parte 2
Antonella:
Al llegar al colegio, corro hacia la cafetería y pido un gran sándwich, el cual como a toda prisa junto con un té, para luego ir a la oficina de Cinnia, quien estará sentada tras su gran escritorio, como dueña y señora de un establecimiento regalado por sus padres.
—¡Buenos días! —exclamo contenta de verla una vez más—. ¿Puedo pasar? —pregunto, asomando la cabeza por la puerta.
—¿¡Qué pregunta es esa!? —dice, haciendo un gesto para que me siente frente a ella—. Tan puntual como siempre, ¿ya desayunaste?
Sus grandes ojos azules se abren con naturalidad, y creo que, si yo fuera lesbiana, me enamoraría profundamente de ella, pues la encuentro inteligente, independiente y hermosa, hasta el punto de creer que no debería estar sentada tras un escritorio, sino que, desfilando para los mejores diseñadores, y en portadas de revistas internacionales, pero es tan modesta, que no ve tantas cualidades en ella, y yo, no soy lesbiana.
—Así es —respondo—. No podría empezar el día sin un bu