Diego:

Suspiro pensando en la reacción de Marcus cuando tenga que hablar con él con respecto a su madre, y si antes ya sentía un nudo en el estómago, ahora me siento fatigado, sin saber cómo entablar esa importante conversación que le debo. Y aunque sé que es un chico inteligente y maduro, me aflige el dolor que sentirá al saber que no volverá a vivir con su madre, aunque ella siempre estuvo ausente estando físicamente presente.

—Amor... —susurro al oído de An—, vamos a cenar.

Al notar que hace muecas, comienzo a darle pequeños besos por la espalda desnuda, hasta que reacciona de una forma que no me esperaba.

—¡La cena! —exclama asustada—. No he cocinado —logra decir totalmente confundida, hasta que mira mi rostro y baja la guardia—. Ah, eres tú...

—Sí, mi amor, yo soy —respondo, sabiendo que su reacción se debió al pasado opresor que vivió junto a Bruno, lo que me hace querer romper la promesa que le hice a ella—. ¡Mírame! —le pido haciendo que se incorpore para sentarse sobre mis pi