Capítulo 41. Parte 1
Antonella:
Nerviosa por lo que no debí hacer... así me encuentro en estos momentos. Pero ni modo: ya no puedo retroceder en el tiempo ni frenar el impulso de jactarme de tener a un papacito como Diego en mi vida. La fotografía ya está en el grupo "Las pervertidas", y ellas, por mi culpa, gozarán viendo a mi chico. Aun así, tengo esperanzas -pues es lo último que se pierde- de que la imagen de Diego quede archivada, pase desapercibida y, con suerte, ninguna integrante de ese grupo ardiente lo note.
«¡Estoy perdida! —Calma, tontita... o sea, Antonella, no pasa nada, no es el fin del mundo, solo el fin de tu relación—. ¡Estoy perdida!»
Dejo mi celular sobre un mueble del baño y sigo a Diego a la ducha, donde el agua tibia cae sobre nuestros cuerpos sudados por la pasión desatada entre dos corazones que se atraen intensamente.
«¡Uy, qué pienso bonito! Debería escribir un libro llamado Mírame. Quizás algún día lo haga. Hasta tengo palabras rimbombantes para adornar el texto.»
A punto de vi