Capítulo 25. Parte 3
Antonella:
Con Cinnia nos quedamos calladas al sentir golpes en la puerta, mirándonos sorprendidas al saber que nadie aparece a estas horas por la oficina. Cinnia se para de su asiento y se acerca para ver de qué se trata.
—Entonces, ¿soy lo máximo? —escucho detrás de mí, ruborizándome al reconocer esa voz ronca y masculina.
«Una de dos: o Diego tiene oído biónico, o yo hablo muy fuerte... creo que es la segunda opción, y debo cuidarme para un futuro».
—Iré al salón a saludar a Marcus —comenta Cinnia, guiñando un ojo, mientras Diego agradece con un movimiento de cabeza.
—Vamos, amor, ¿puedes repetir lo máximo que soy? —pregunta, una vez que estamos solos.
—Eres un creído —le digo sonriendo.
—¿Yo? —cuestiona, haciéndose el ofendido—. Te recuerdo que esa palabra salió de esta boquita... Bien, como no quieres decirme, seré yo quien diga cómo eres tú.
—¿Ah?
—Eres exquisita —afirma, depositando un beso en mis labios—, maravillosa —otro beso—, sensual —otro beso—, hermosa..., lo máximo.
—No