Capítulo 24. Parte 1
Diego:
Me quedo conversando de todo con Bernardo, evitando mencionar la desagradable e inesperada visita de Ambra. Anhelo borrar su presencia de mi vida, aunque sé que será complicado, pues en la noche me aguarda una discusión intensa. En cambio, valoro profundamente la reacción de mi amigo, siempre dispuesto a protegerme de la tormenta que implica mi matrimonio, y sé que es algo que recordaré eternamente, porque no todos los días uno encuentra un compañero tan noble, sincero y valiente.
Decido dejar atrás el episodio vivido y concentro mis pensamientos en Antonella, una mujer excepcional, alguien que jamás imaginé que irrumpiría en mi existencia con tanta fuerza arrolladora. Aquí me encuentro, más cautivado que nunca, sonriendo al imaginar que, si alguien me hubiera asegurado que llegaría a enamorarme de otra persona que no fuera Ambra, lo habría considerado un insensato sin dudarlo ni un instante.
Después de charlar con Bernardo, me dirijo a mi consulta para atender a mis pacientes.