Entre la tentación y la trampa (2da. Parte)
El mismo día
Málaga
Ramiro
Los secretos eran como verdades silenciadas, cadenas ocultas que solo necesitaban el tirón correcto para dejar al descubierto lo que alguien quería enterrar. Y estupidez era permitir que esas verdades amenazaran tu entorno, que tomaran control de tu vida. Yo no cometía ese error. Había dado un paso importante visitando a Miguel Alcántara, decidido a conocer el pasado de mi padre con Inés Negrete.
Sin embargo, desde el primer instante noté la incomodidad en su rostro: los ojos que evitaban sostener mi mirada, las manos inquietas sobre sus piernas. Todo anunciaba que no deseaba involucrarse o, tal vez, que había removido alguna vieja herida que aún dolía, pero aun así esperaba su colaboración. El silencio se alargó hasta volverse insoportable, y finalmente su voz ronca lo quebró.
—Ramiro, era amigo de tu padre, pero eso no significa que conociera todas sus aventuras. —Hizo una pausa, tragó saliva, y añadió casi a regañadientes—. Sí recuerdo a una mujer llamada