- ¿Lo juras?
- Sí, tuvimos una charla sobre cómo se llamaría mi mujer una vez casada.
- ¿Y cuál sería? - pregunté, curioso.
- María Lua Casanova de Casanova.
- Vaya... ¿Casanova al cuadrado?
se rió:
- Era broma. Puedes seguir cambiándote el apellido.
- Prefiero Casanova de Casanova. - Le dije seriamente.
- Tú iluminas mis días, sol.
- Y tú eres la razón de toda mi felicidad, Theozinho. Y para que conste, quiero una casa con un patio grande para que podamos tener muchos perros y gatos.
- ¿Cuándo la elegiremos?
- En cuanto papá tenga el trasplante.
- OK, trato hecho.
Le abrí el botón del pantalón y Theo susurró, mirando a su alrededor:
- Aquí no, loca.
- Mamá y papá están durmiendo.
- ¿Y crees que me sentiré igual si miran las imágenes de las cámaras?
- No irán a buscar las imágenes para ver lo que hacemos lejos de ellos, Theo. - Me eché a reír.
Theo se levantó de la tumbona y me cogió en brazos, sujetándome la espalda con un brazo y las piernas con el otro:
- Vamos a jugar a tu habitac