De abogado y maestro de jardín de infantes: propuesta de matrimonio.

Encontrar la casa en silencio no fue novedad. Eliot llegaba después de las seis de la tarde.

Me despojé del morral y del bolso que contenía todo tipo de papeles —entre ellos muchos dibujos de mis alumnos—, materiales que utilizo en las escuelas y carpetas en las cuales programo las actividades para el día siguiente.

Manteniendo el orden y la organización, acomodé mis pertenecías en un mueble para tal fin. Eliot tenía el suyo.

Di una repasada rápida al living-comedor, otra en la cocina y opté por un baño antes de comenzar a idear qué preparar para la cena.

No tardé mucho, quizás una media hora, la ducha sirvió para relajarme. Vestido cómodamente, empecé a revolotear por la cocina. Decidí por carne al horno con verduras y una ensalada, bueno, Eliot tendría que conformarse con más... verduras.

Nuestra vida es sencilla y fácil de llevar. Una relación de casi siete años lo decía todo y más.

Conocí a Eliot en mi último año de universidad y recuerdo que lo detesté como nunca antes lo había h
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