Daisie levantó la mirada y lo interrumpió. "No. No me dijo nada. Tampoco me regañó".
Nollace le tomó las mejillas con la palma de la mano y la obligó a mirarlo a los ojos. "Él te dijo que me dejaras, ¿verdad?".
Daisie parpadeó y se rio entre dientes. "¿Puedes adivinar qué le dije?".
Nollace entrecerró los ojos.
Ella estiró su brazo hacia adelante para abrazarlo y apoyó su rostro contra su pecho. "Si necesitas ayuda con tu carrera, te ayudaré, y si no, estaré a tu lado y afrontaremos las dificultades juntos".
Ella le estaba preguntando en lugar de presumir que necesitaba algo.
Aunque ella quisiera ayudarlo, dependía de Nollace, si él quería o no aceptar su ayuda. Ella tenía fe en él y lo respetaba.
Nollace se quedó atónito. Bajó la cabeza para mirar a la persona que tenía en el pecho y una sonrisa apareció en sus ojos.
Él apoyó la barbilla sobre la cabeza de ella y le dijo: "No tienes que ayudarme, Daisie. Solo necesito que te quedes a mi lado".
Él no necesitaba más que su c