Cameron rio entre dientes, ya que eso era exactamente lo que quería.

Por la noche, los locales de ocio de la región suroeste fueron asaltados por un grupo de discípulos dirigidos por Cameron y se vieron obligados a cerrar sus puertas.

Dentro de la villa, las luces eran brillantes.

Fabio estaba sentado en la mesa del comedor vestido con su camisa de dormir, disfrutando de su cena nocturna.

Los subordinados que le rodeaban estaban furiosos. "El joven heredero de los Southern está actuando con arrogancia. Tiene las agallas de traer a sus hombres a nuestras casas club, derribarlas y patearles el c*lo a nuestros hombres".

Fabio dejó el cuchillo y el tenedor y se limpió las comisuras de los labios con un pañuelo.

En ese momento, Gail entró desde el exterior, se acercó a él y le susurró algo al oído.

Fabio levantó la mirada y escupió en el plato las espinas de pescado que tenía en la boca. "Adviertele a esa z*rra de Florence que no cause más problemas en un futuro próximo. De lo contra