Atravieso el lugar, y ella no puede dejar de mirar a nuestro alrededor donde varias parejas se encuentran besándose o acariciándose. Esta zona del lugar está dedicada a los preliminares y a pesar de que quería que Zoa estuviese enfrentada a una experiencia diferente e intensa, preferí elegir una sala privada.
— ¡Bienvenida! — susurro en su odio.
Le ayudo a quitar su abrigo que es recuperado por una chica que lleva un ajustado vestido negro.
— Me voy, no creas que voy a quedarme contigo y mucho menos en este lugar siniestro y oscuro, solo porque … — Se queda callada en el momento en el que las luces se iluminan en medio del salón. — ¿Qué es esto? — Me pregunta girando sobre sí misma — No hay nada aquí, Aramis.
— Estás tú. — Me acerco a ella y pego mi pecho contra su espalda y deslizo mi dedo con mucha