¡Me estoy ahogando y esto es un desastre!
— Lila, ayúdame. Me estoy ahogando — susurro y siento cómo mis ojos se llenan de lágrimas y mi garganta se irrita y me arde de manera impresionante.
— ¿Nunca habías fumado? — Lila pregunta sin inmutarse, mientras yo continúo tosiendo.
A veces no estoy segura de que sea mi mejor amiga o mi mejor enemiga.
Eros, sin decir una palabra, me entrega un vaso con un líquido que trago sin pensarlo; necesito aliviar mi garganta.
Enseguida vuelvo a toser al sentir el líquido ardiente como el fuego, quemando mi garganta e incinerando mis cuerdas vocales.
Escupo sin pensarlo y observo cómo toda la bebida impacta en la hermosa cara de mi mejor enemiga, amiga, mejor dicho: amiga-enemiga.
¡Cómo sea! La cara de la pobre Lila parece un poema de mala calidad.
— Voy a matarte — dice apretando los dientes.
— Soy… Soy… jefa. — No logro hablar de manera adecuada.
Eros, en dos eficientes mov