Paso todo el día encerrada en mi oficina, hoy no tengo reuniones y Travis tenía un almuerzo de trabajo, así que no podré escribirle o aparecerme por su oficina para pedirle que me quite el estrés, lo peor de todo es el remordimiento que me carcome en cada vez que quiero llamar a Lila para que me ayude con cualquier cosa. Hasta el momento no he logrado imprimir un documento que necesito con urgencia, y de solo pensar en llamarla se me hace un nudo en el estómago.
— ¿A qué diablos estás jugando? — Lorenzo entra como un toro furioso a mi oficina y tira una carpeta sobre mi escritorio.
— En mi vida jugaría contigo, ahora es el favor de salir de mi oficina — Me pongo de pie y paso por tu lado.
— Tu padre me ha pedido entregarte esta cuenta, al parecer han pedido que tú la dirijas y sorpresivamente su director es amigo de tu último levante. — Observo con rapidez el documento y vuelvo a mirarlo.
— No sé de lo que hablas y no te preocupes, no voy a tomar la cuenta, hablaré con Travis. Ahora sa