—Tienes que irte —se apresura a decir al tiempo que busca su ropa por el suelo de la habitación. Él mira sin entender—. Muévete, Aye no puede verte aquí, vamos, vamos, tienes dos minutos antes que mi mamá decida dejar su interrogatorio para más tarde —le apura conforme le tira el pantalón para que se vistiera.
—Y ¿por dónde se supone que salga? —cuestiona mientras se viste con torpeza.
—Por donde entraste, Spider-man —le responde con seriedad.
— ¿Estás loca? Voy a matarme —se queja el chico.
—No seas marica, que no es la primera vez que escapadas de mi casa con un simple ladrón.
Sin poder evitarlo ambos sonríen al recordar cuando él entraba y salía por esa ventana para que la madre de Sonia no los viera.
—Si me caigo vas a pagarme una clínica privada —le reclama al tiempo que pasa un pie al otro lado de la ventana.
—Si te caes te visitaré todas las noches en la clínica —Le sonríe ella antes de darle un beso rápido para luego empujarlo para que bajara de una vez.
—Ya no estoy p