Adam comienza un camino de besos, su punto de partido, el pie derecho de la joven, tal y como le había prometido que le haría en una de sus tantas sesiones de sexo virtual y él era de cumplir con sus promesas. Sonia estaba perdiendo los nervios bajo el tacto del joven, sin embargo, más que gemir y jadear el nombre de él, no podía hacer. Estaba totalmente entregada ya disposición de los antojos de Adam. Los labios del chico llegan al lugar en donde más necesita y Sonia se lo agradece en silencio, solo moviendo sus caderas para pedirle más fricción en ese frágil punto. Él juega en ese lugar, con su lengua, con sus labios, con sus dientes, con su aliento, la hace retorcerse de placer. Adam sabe lo que Sonia quiere y se lo da, con sus labios entre abiertos succiona con fuerza el botón sonrosado y excitado, provocando que la chica estalle por el eminente orgasmo; ella grita el nombre de él al tiempo que se toma con demasiada fuerza de las sábanas para tratar de calmar el descontrolado temb