—Y piensas que tú podrías hacerla feliz? —Indaga Alex.
—Quizás —murmura bajando la mirada.
—¿Pero?
—Pero no puedo —admite con la voz cortada.
—¿Y eso por qué? —le pregunta elevando una ceja—. ¿Por tu novia o por el novio de ella?
Los ojos de Mateo, al escuchar eso, se abrió a más no poder, Adam que estaba bebiendo su café en silencio, escuchando la conversación de ellos, se ahogó y comenzó a toser.
— ¿Ella tiene novio? —susurra la pregunta.
—Sí —asiente Alex—. Pensé que lo sabías —dice un poco incomodo por ser el portador de esa mala noticia.
—No lo sabía —niega el chico agachando la cabeza otra vez.
—No me ha contestado —le recuerda Alex.
—¿La hace feliz? —cuestiona el joven mirando al padre de la chica en cuestión.
—Mateo —murmura Adam sorprendido por la pregunta.
— ¿De verdad harás esa pregunta? ¿De verdad quieres saber si la mujer que ama es feliz con otra persona? ¿Acaso eres un idiota masoquista? —brama Alex negando al mismo tiempo con la cabeza—. ¿Qué harás, Mateo? ¿Seguirás vi