Minutos más tarde, Dylan se encontraba aparcando el auto frente al edificio de Aye, ella observa el lugar, lo observa a él y descubre que él la miraba con ojos traviesos.
—Gracias —le dice con una pequeña sonrisa y se acerca para besarle la mejilla para así volver a su cuarto.
Pero él no iba a dejar que le besara la mejilla como un quinceañero, por lo que hace a un lado la cara y los labios de Aye se estrechan en los de Dylan. Ella abre los ojos y lo mira sorprendida, sin embargo, él solo se limita a sonreír sobre la boca femenina y llevando una mano a la nuca de la chica hace más fuerte ese beso. Aye cierra los ojos sintiendo el calor de los labios de Dylan. El joven mueve su lengua entre los labios de ella buscando un recoveco para adentrarse a esa boca y cuando lo encuentra, no pierde tiempo y profundiza ese beso a su gusto. La mano que la sostiene de la nuca se convierte en un fuerte agarre, su lengua busca la de ella, recorre cada hueco de esa boca y cuando al fin encuentra la