Una vez que la cena finalizó, Aye se dispuso a volver a su cuarto en el campus, era hora de volver y hacer frente al cuestionario de sus amigas. Dylan se ofrece a llevarla, aunque Aye se haya rehusado, ella no quería volver a subirse a la motocicleta, sin embargo, para consuelo de la joven, el chico tenía un auto. Un cambiador de color azul eléctrico esperaba estacionado frente al edificio. El suspiro que dejó escapar Aye fue tan fuerte que Dylan lo pudo escuchar.
—No había necesidad de hacerte sufrir con mi pequeño bebé —le indica divertido mientras le abre la puerta del auto.
—Pequeña bebé? —pregunta con sarcasmo Aye—. Es una bestia esa cosa.
—Deja de insultar a mi bebé o nos bajamos y vamos en ella hasta tu cuarto —le amenaza.
—No digo más nada —se apresura a decir haciendo reír.
Dylan pone en marcha al Changer y comienza su viaje por las calles poco transitadas. Aye se encontró perdido en sus pensamientos observando la noche a través de su ventanilla y Dylan se dispone a cort