Las clases comenzaron y, después que Dylan la haya dejado en la puerta de su edificio, ella no supo más nada de él. No era que se había pasado la última semana pensando en ese misterioso hombre, sin embargo, tampoco podía negar que le había intrigado un poco. De todas maneras, sus nuevas amigas no la dejaban pensar en otra cosa que no fuera ese chico. Al día siguiente cuando habían regresado del pub, la encontraron durmiendo en su cama y saltando sobre ella la hicieron despertar para que les contara como le había con el joven.

—Cuéntanos todo —le exigió Bonnie una vez que Aye abrió los ojos.

—Sobre qué? —le preguntó la aludida confundida y somnolienta.

—No te hagas —se quejó Bonnie—. Te vimos salir del pub con el falso profesor.

De manera inevitable, Aye rodó sus ojos.

—Así que, me vieron salir de ese lugar media ebria con un extraño y ¿no acudieron a mi rescate? —cuestionó con el cejo fruncido.

—No era un extraño —le indicó Kansas.

—Y no estabas media ebria —acotó Bonnie logra