—Hoy es viernes informal? —se burla Jonas observando la ropa de Mateo ya sentado frente a él.
—Muy gracioso —masculla el joven—. Tuve un percance antes de llegar y no tuve tiempo de cambiarme —explica sin dar detalles.
En ese momento la puerta se abre y la secretaria vuelve con el té con miel para su jefe y como ya había visto que estaban sus amigos, les trajo café para ellos y no para ella, ya era más que obvio que no iban a terminar con el itinerario del día.
—Gracias, Fanny —le dice Mateo con educación.
—Gracias, hermosa —entona Jonas con sugerencia haciendo que la mujer ruede los ojos y los hombres sonarían divertidos.
—No puedes parar con tus estúpidos, ¿verdad? —le reprocha Adán.
—¿Cuál es tu maldito problema? —se queja Jonás.
—Tu falta de respeto hacia los demás y especialmente hacía las mujeres —le responde el chico sin aminorarse.
—Ya, dejen de pelearse —interviene Mateo—. ¿Cómo va el negocio? —curioso.
Los dos chicos, amigos de Mateo de la infancia; Adam con quien