Mateo al verla entrar en su casa sana y salvo y ver que no hubo ningún altercado en su entrada, mira su reloj y ya no hacía tiempo para ir a su casa y cambiarse de ropa para llegar a la empresa. A pesar de que la empresa era de su dominio, tenía problemas para llegar tarde, no le gustaba, se había convertido en un obseso del lugar y de sus reglamentos. Por lo tanto, decide ir directo a su trabajo y cambiarse ahí contando que siempre tiene un par de trajes preparados en el armario de su oficina por cualquier situación o altercado que le surja de último momento y definitivamente éste era uno. Entra en su empresa bajo la atenta mirada de muchas de las personas de allí, ya sea de trabajadores o solo visitantes.
—Buenos días —saluda a la recepcionista al pasar.
—Bu… Buenos días, señor Stagnaro —saluda la chica con la boca abierta al verlo tan informal.
Cosa que eso hace que él sonría, pero no detiene el paso y continúa hasta el ascensor.
Las personas lo miraban con detenimiento al verl