Capítulo 4 - Adaptándose a su nueva vida

Alina estaba nadando en la piscina, se sentía mucho mejor cada día. El agua, el clima, la tenían encantada. De pronto, alguien mas se lanzó a la pileta, vio como el agua salpicó hacia los costados y rio sabiendo quien era.

—Prima ¿qué te parece darle un pequeño susto a “don seriecito”?— susurró Alma, su prima. Alina rodó los ojos. Se daba cuenta perfectamente que a Alma le encantaba provocar a su guardaespaldas.

—No creo que sea una buena idea. Algún día se le acabará la mecha y me gustaría ver dónde te escondes.

—Sabes que no puede hacerme nada. Me tiene que cuidar solamente— chasqueó la lengua segura de lo que decía.

—Mmm. Si tu lo dices.

Esos dos tenían un gracioso enamoramiento, pero evidentemente ninguno se atrevía a dar el primer paso. Era divertido verlos interactuar.

Alina chapoteó un poco mas y salió. Se dirigió a su habitación y se quedó un momento en el umbral de la puerta, observando a su pequeño milagro dormir como angelito. Su hijo, su pequeño y adorado hijo era lo único y más bonito que tenía.

Alina había despertado hace poco de un coma. Había tenido un accidente y uno de los golpes que recibió, impactó demasiado fuerte en su cabeza. Provocándole pérdida de memoria. Su médico le explicó que tal vez nunca recuperaría los recuerdos. Recordó haber llorado mucho, pero se dio cuenta de algo. Ahora tenía que pensar en alguien mas, que necesitaba de ella y estaba decidida a no fallarle. Su bebé la había despertado al hacerla entrar en trabajo de parto y aunque al principio no entendía nada, recibió ayuda psicológica.

Despertar sin recuerdos, como página en blanco fue duro, pero estaba saliendo adelante de a poco. Aparentemente estuvo cerca de un mes inconsciente y actualmente su pequeño ya tenía cinco meses cumplidos. Lo había puesto de nombre Ángel y el nombre no podía ser mejor recibido. El niño era un verdadero querubín. Era tranquilo, y si bien inicialmente se preocupó ya que apenas lloraba y dormía mucho tiempo; el doctor le revisó y le hizo todos los estudios necesarios.

Cuando ella le preguntó a su abuela quien era el padre de su hijo, ella apenada le había contestado que había muerto en otro accidente mucho antes de que naciera Ángel y que estaban separados. Su abuela le mostró una foto del hombre, pero no sintió nada cuando lo vio. No recuperó ningún recuerdo, ningún flash ni nada.

Ahora era una nueva mujer. O al menos se sentía nueva. Tenía una sensación extraña de que le faltaba algo, pero estaba agradecida de estar viva, con eso era suficiente.

Australia, el país donde vivía, era hermoso, cada día aprendía y conocía un nuevo lugar. La idea era frecuentar todos los espacios por los que estuvo en algún momento esperando reconocer algo. Pero nunca sintió algo diferente recorriendo esos lugares. Aparentemente los recuerdos se habían ido y ya nunca volverían.

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