Mi versión masculina.
Mi versión masculina.
Por: linyer solano
¿Soy un chico?

Monotonía. ¿Hay algo más aburrido que eso? Eso es lo que pensaba Alex Sánchez. Una chica parte de una familia dividida pero aun así... Ella aún tiene la fuerte convicción De salir de ese ambiente. Claro la cosa es que no siempre las cosas no son como uno desea... Siempre hay un ligero cambio en nuestro destino.

—Levántate que se te hace tarde, recuerda que hoy te presentarás en el CUT, ¡anda date prisa! —ordenaba la señora Sánchez.

—Mamá, no quierooo…. —dijo Alex bostezando envuelta en las cobijas de su cama.

—Alex, por favor, es la última vez que te lo digo…—dijo la señora, pero al ver que su hija no daba señal alguna de levantarse, fue directo a su cama y la destapó bruscamente.

—¡¡Tengo sueño! —Exclamó molesta — al menos Podrías ser más amable ¿no?

—No tengo tiempo de lidiar con niñas, anda párate.  ya que se me hace tarde para el trabajo. Y tu bendito padre que no llegó a dormir, seguramente estuvo revolcándose con alguna mujerzuela, si como no, si la excusa perfecta la tiene, que yo no le hago caso, que me sumerjo en mi trabajo y no tengo tiempo para él, claro todo yo, todo yo…

Alex se levantó en cámara lenta arrugando el ceño oyéndola su madre quejarse y repetía lo mismo de todos los días. Se encerró en el baño de su dormitorio, dando un fuerte portazo, que hizo que la señora se interrumpiera y le gritara "¡¡No azotes la puerta niña!" se sentó en la tapa del inodoro —Qué linda familia. —suspiró sarcástica y cansinamente la chica.

Luego de una fría ducha salió a su dormitorio a buscar entre sus ropas, algo ligero y cómodo, más de lo que ya tenía en su armario, pues toda su ropa era, digamos…algo masculina. Cualquiera que entrara ahí podría notarlo, no había faldas por ningún lado, mucho menos vestidos, o ya por lo menos algunos zapatos con tacones, todo era pantalones color negro o mezclilla, playeras blancas, negras, grises y una que otra azul, todas con logos de bandas musicales u otras cosas, pero ninguna prenda, ni pantalones o playera le ajustaba un poco, todo era ropa suelta, cosa rara dirán ustedes, pero a ella le gustaba vestir así, no quería mostrar sus atributos, que para su fortuna no eran demasiado llamativos si los dejaba al natural.

Se colocó un top para cubrir sus pequeños pechos, se miró al espejo y verificó que no se notaran, se puso sus pantalones negros cubriendo sus delgadas y largas piernas, y por último se colocó la playera azul encima, se miró por última vez en el espejo, tomó el peine y alisó un poco su cabello negro, no tardó mucho en arreglarlo pues era cortísimo (algo así como Halley Berry en swordfish) se volvió a ver en el espejo, sí ahí estaba ella, que parecía más bien Él, porque tenía la pinta de un chico.

—¡¡Alex, muévete que se nos hace tarde! —gritó la señora Sánchez desde la planta baja apurándola.

—Aghh. —Gruño la chica —Sabe que odio que me llame así —dijo mentalmente para sí misma —¡¡VOY!—gritó la chica, agarro su bolso y una maleta pequeña.

—No me grites estúpida que no estoy sorda. —dijo la señora Sánchez enfadada cuando su hija apareció bajando las escaleras con una tranquilidad que no era la apropiada para el momento.

— ¿Podemos irnos ya?—preguntó malhumoradamente la joven.

— ¿No piensas desayunar?

—No, se hace tarde y no tengo hambre. —dijo ella caminando hacia la puerta.

—Está bien.

Durante el trayecto la misma discusión se hizo presente como de costumbre. Que si por qué su hija no era más femenina, que no le gustaba ese peinado, que debería definir su estilo.. ¡su madre siempre le echaba en cara eso! Alex siempre le llevaba la contraria. En sí la relación con sus padres no era nada buena, esto comenzó tan solo unos años atrás, cuando contaba con quince años, en plena etapa de rebeldía. Ahora a sus diecisiete años, la cosa había empeorado.

 Todo empezó un año atrás, cuando su madre tomó el mando de la empresa de sus abuelos, era una gran responsabilidad, Alex lo sabía, pero el estrés acumulado lo pagaba la familia, es decir… Alex y su padre, siempre era lo mismo, al principio su padre se portó comprensivo, pero después se hartó y los pleitos entre ellos era cada vez más y más constantes.

Su padre por otro lado se fue alejando de ellas, siempre en sus juntas de trabajo, de parranda, de viaje, casi nunca permanecía en casa, y desde hace algunos meses había ocasiones en las que no llegaba a dormir. Podría parecer que no le afectaba pero estaría mintiéndose a sí misma.

— ¡Es que mírate! Parece hombre, eres muy linda no entiendo por qué te empeñas en vestirte así, nunca vas a conseguir un novio…—la mujer seguía con su monologó, mientras que Alex ya echaba humo por las orejas, que las tenía rojas como la nariz de Rodolfo el reno señal evidente de que estaba más que furiosa, apretaba sus dientes para no dejar salir alguna palabrota que pudiese hacer que Troya pareciera una fogata al lado de lo que pasaría en ese mismo momento si decía algo inapropiado.

Pero el trayecto era largo, y no soportaría hora y media más junto a ella, pero como si de un milagro se tratara, el celular de su madre sonó y ésta lo contestó.

Unos minutos después de una conversación de trabajo con su interlocutor la señora Sánchez colgó y le dijo a Alex que un imprevisto había surgido y que el tiempo no le alcanzaría para cruzar las cuatros calles para luego  volver a su centro de trabajo.

Así que su madre le dijo que lo mejor era que Alex tomara el metro cosa que le pareció infinitamente maravillosa a ésta última.

—Muy bien madre, que tengas un bonito día —dijo Alex mientras se bajaba de la camioneta.

—Espera, aquí tienes, una tarjeta de crédito por si necesitas algo —Alex se sorprendió por el cambio de actitud de su madre, pero no todo en la vida es bello y la señora echo a perder sus escasas ilusiones —cómprate Algún vestido, por si un chico te invita a salir, no quiero que vayas en esas fachas, mi teléfono ya…

—Adiós —dijo Alex dejando con la palabra en la boca a la señora, que la miró desaprobatoriamente a la vez que giraba el volante dando vuelta en algo que es ilegal en esa calle pero eso no era nada para la señora que tiene en mente llegar a tiempo a su trabajo.

Alex se sintió realmente aliviada, el tener que viajar sola no le asustaba para nada… es más la emocionaba que alguna aventura pudiese aparecerse por ahí. Compró su ticket y se dirigió al metro que no tardaría mucho en pasar, y así fue, una vez que tomó su asiento, sacó un arrugado folleto y su ipod se colocó los audífonos y miró una vez más el folleto de la institución educativa a la que se dirigía:

Colegio Universitario de Japón (Tokio).

El CUT, una prestigiosa universidad, donde además de la carrera que eligieras estudiar tenía una optativa deportiva, estas iban desde el soccer hasta el box, el deporte favorito de la joven de cabello oscuro, solo por esto había elegido esa universidad, y bueno… también por el hecho de que estaría bien lejos de su casa, y por ende de sus padres. No ve el momento para comenzar sus clases.

Al llegar a la estación del suburbio donde se encontraba la CUT todo rastro de flojera y pereza abandono su rostro. Iba aún adormilada pero aun así caminó entre la muchedumbre. Salió y caminó unos metros más, miró nuevamente el folleto y se fijó en la dirección, llamó un taxi y se encaminó hacia su nueva lugar de estudio.

El auto se detuvo frente a unos jardines enormes cubiertos de un maravilloso verde, varios árboles asentados en distintos puntos ondeaban a la par del viento fresco de los días finales del verano. Mas al fondo una antigua edificación de estilo renacentista se hallaba atascada de gente que entraba y salía, caminó hacia ahí, lo primero que haría sería presentarse ante la coordinadora de su carrera para obtener y dar alguna información pendiente.

Pasando entre la multitud, la joven de cabellos oscuro como la noches se abrió paso hasta llegar al interior del lugar, donde un espacioso y repleto pasillo se encontraba  un letrero ubicado en una esquina indicaba que ahí se encontraban las oficinas de los coordinadores de las carreras.

Se dirigió hacía ahí dificultosamente y se detuvo hasta llegar a una puerta en cuyo rótulo decía Ingeniería y Arquitectura, se fijó en que había una corta hilera de chicos en espera de ser atendidos, se formó en la fila y al voltear hacia su derecha, golpeó sin querer al chico de enfrente.

—Discúlpame

—Está bien, ¿tú también vienes al primer semestre? —cuestionó un chico de ojos color ámbar dándole un aspecto que son ojos de gatos

—Sí. —contestó Alex mirándolo detenidamente.

— ¡Genial! Entonces seremos compañeros. —declaró él sonriendo.

— ¿Eso crees?—preguntó Alex.

—Claro, me he enterado de que somos solamente veinticinco personas que iniciaremos esta carrera.

—Oh vaya.

— ¿Y qué optativa piensas escoger? — le pregunto el muchacho.

—Bueno pues, creo que box. —dijo Alex tímidamente.

— ¡Vaya! Eres un chico rudo ¿no?

—Eh…bueno…—la joven se quedó por un momento confundida, no alcanzó a responder nada porque el chico la interrumpió.

— Robert, ¿Y tú?

— Alex Sánchez.—respondió un poco fuera de lugar pero no sorprendida. Casi siempre le pasaba, muchos creían que ella era un chico, y bueno con toda razón pues parecía uno, pero no de esos chicos fortachones y con cara de macho alfa, no, sino de aquellos chicos lindos, de rasgos delicados. No se molestó en corregirlo en su error, lo dejó pasar.

—Entonces quieres entrar en las clases de boxeo ¿enserio? me parece bien, tal vez yo también entre, aunque me llama más la atención el soccer…—el chico se interrumpió cuando una despampanante pelirroja se acercó a ellos.

—Disculpen ¿Aquí es la coordinación de Arquitectura?—preguntó mirando alternativamente a Robert y a la joven con aspecto masculino.

—Sí, aquí es. ¿Tú también inicias la carrera?—preguntó Robert.

—Sí así es. Soy  Alicia Pérez. ¿Ustedes?

—Yo soy Robert  y él es Alex —dijo él chico de ojos ambarinos.

—Hola. —saludó la chica pelirroja a Alex dándole una gran sonrisa.

Alex respondió con un gesto solamente.

—Bueno chicos, es mi turno, los dejo. Nos vemos en clase. —dijo Robert alzando la mano en señal de despedida.

—¡Bye!—exclamó la pelirroja. Luego de que el chico  se fuera de su vista la pelirroja centro su atención en “el chico” de cabello oscuro — ¿Y de dónde eres tú?

—Pues De aquí, bueno no de aquí sino del centro del Tokio. —respondió Alex.

— ¡Oh qué bien! Espero que me enseñes algo de esta ciudad algún día de éstos. —dijo la chica guiñándole un ojo a Alex, que la miró extrañada.

—Oye ¿Cuáles son tus optativas deportivas?—cuestionó Alex desviando la conversación, ya que tenía la incómoda impresión de que la pelirroja también la estaba confundiendo con un chico.

—Bueno teniendo en cuenta que de los seis deportes las chicas solo podemos practicar tres  creo que elegiré tenis —dijo ella contando con sus dedos.

— ¿Cómo que las chicas solo pueden practicar tres deportes de los seis? — pregunto de inmediato.

Esto puede estar pasando. si esto es cierto de nada vale el esfuerzo que esta haciendo por estar en este lugar...

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