67. INVESTIGACIONES
Fenicio se quedó en silencio observando a su amigo y jefe, lleno de dudas, miedos y vacilaciones. Era evidente que haber descubierto que Sofía lo engañó lo había perturbado grandemente. Por lo que debía hacer que se convenciera que solo lo había hecho con el asunto del pequeño. No sabía porque, pero él no desconfiaba de Sofía, nadie que mirara a su jefe como ella lo hacía, sería capaz de traicionarlo. ¿Pero, cómo convencerlo de la fidelidad de su asistente?
—López, ¿por qué no llamas a Imelda? —preguntó de pronto. —Ella fue quien la conoció en ese hospital. Hasta ahora lo que averigüé corrobora lo que te dijo Sofía. Es verdad que trataron de venderla a ese Montenegro y que ella se escondía en los hospitales.
—¿En serio? —preguntó López pensativo.
—Sí, la vieja jefa de enfermeras me dijo que muchas veces la escondió, pero tú no me crees. Entonces creo que Imelda es la única que te puede decir si es verdad o no todo lo que contó Sofía, tú confías en ella, llámala —insistió Fenicio