El señor López escuchaba la historia sin poder creer que no supiera nada de eso. En verdad él mandaba a indagar el pasado antes de entrar en su empresa, no después. Confió ciegamente en su anterior asistente y como venía de un orfanato, no creyó que había nada interesante ni de qué preocuparse en la vida de Sofía. Nunca imaginó la vida tan difícil que llevaba. Sintió rabia y molestia al mismo tiempo. ¿Cómo ella pudo ocultarle algo como eso?

El señor López giró con intención de alejarse y hacer desaparecer a Sofía de su vida para siempre. Pero se detuvo un momento pensativo, al escuchar las risas de Javier que hizo que girara a verlo, y de pronto se le hizo familiar.

—¿Cuántos años tiene el bebé? —preguntó mirando a Lucrecia.

—Tres acabados de cumplir, ¿no es hermoso? Lo quiero como si fuera mi propio nieto

¡Tres! Sacando la cuenta, estaba seguro que lo tuvo en el tiempo que él faltó. ¿Estaría embarazada cuando la contrató, de ese tal Montenegro? Pero ella le dijo que había