265. CONTINUACIÓN
Javier había sido su elección, su igual en pasión y ambición. Pero fue Yavier quien, con su carácter más reservado y calculador, había intuido primero las verdaderas intenciones de Sabina. A pesar de eso, ninguno de los dos había previsto su traición.
Cuando Lord Henry Cavendish fue deshonrado y despojado de su lugar en la familia, Sabina vio una oportunidad dorada. No fue él quien le propuso matrimonio, sino ella quien se acercó al hombre caído con una oferta envuelta en seducción y promesas de redención.
—No fue amor lo que me llevó a ti, Henry —susurraba a veces en la soledad de su alcoba—, sino el deseo de conquistar lo que tu apellido aún significa.
Lady Sabina había usado su ingenio para tejer una red alrededor de Henry, convirtiéndolo en su peón en su deseo de ascender hasta el núcleo mismo del poder Cavendish. Con cada movimiento calculado, se acercaba más a la fortuna que le era inalcanzable.
Sin embargo, no contaba con que Javier lucharía contra ella con tanta ferocidad. No