266. ECOS DE JUSTICIA
Sofía asintió, aunque su mente estaba lejos de estar tranquila con la información que acababa de recibir. César, con su habitual expresión de serenidad, parecía evaluar la situación.
—Sí, pero está muy mal, César. Hay que llamar al doctor —repitió Sofía, enfatizando su preocupación por el estado del joven Lord.
César asintió, su semblante reflejando ahora una preocupación genuina. Sofía lo miró sin entender por lo que prosiguió.
—Lo sé, por eso vine —confirmó—. Escuché al mayordomo hablar con padre, estaba asustado. Vine para acá cuando te vi entrar sigilosamente. ¿Mataste ya tu curiosidad?
Sofía no pudo evitar sentir una punzada de culpa por haber sido descubierta en su acto impulsivo de espionaje. Sin embargo, la gravedad de la situación y las revelaciones del joven Lord ocupaban todo su pensamiento.
—Sí, en parte —respondió Sofía, intentando mantener la calma—. Pero ahora hay cosas más importantes que atender. El joven Lord... Hanriet…, necesita ayuda médica inmediatamente.