250. CONTINUACIÓN
Mía se sentó frente a ella, su expresión se tornó seria, casi severa. Le parecía que lo había visto en alguna parte, quizás entre las fotos que tenía Fenicio, pero estaba segura que no era la primera vez que lo observaba.
—Sofía, tienes que ser fuerte —se concentró en ella—. Javier te necesita ahora más que nunca y culparte no ayudará en nada. Además, no fue tu decisión sola. César podría haber insistido más si realmente no quería la gobernanta.
Sofía asintió lentamente, sabiendo que Mía tenía razón. La culpa era una sombra fría que se cernía sobre ella, pero tenía que apartarla para ser el apoyo que su hijo requería.
—Tienes razón, Mía. Es solo que... nunca pensé que algo así pudiera suceder por una decisión que parecía tan insignificante. Sólo quería que creciera mas disciplinado, todos lo mimamos y le damos lo que quiere, eso no es bueno. Pero no puedo hacer nada, Sir Alexander no se cansa de comprarle cosas y ni hablar de mi suegra, ella complace a Javi hasta en rascarlo por