215. CONTINUACIÓN
Por su parte en la mansión de Sir Alexander Cavendish, éste se había quedado preocupado con lo que le había dicho César. Había puesto a su mayordomo a investigar sobre los herederos y la historia de los López. Se encontraba junto a Elvira en la terraza, mirando como el pequeño Javier jugaba con su nana un poco más alejado.
—Querida, llama a la nana que entre a Javier —dijo de pronto mirando como sus perros se movían nerviosos de un lugar a otro. —¡Ahora!
—Pero Ale, se la ha pasado encerrado desde que vino, deja que coja un poco de sol, a los niños les hace falta —contestó Elvira sin darse cuenta de nada.
El Sir en ese momento levantó su teléfono al ver que era César quien lo llamaba para avisar lo que le había dicho el primer Javier. Se puso de pie muy rápido y a pesar de sus años, corrió hacia el pequeño lo tomó en sus brazos y entró de igual manera a su casa diciendo a Elvira y a la nana que lo siguieran.
—¿Qué sucede, Ale? —preguntó asustada Elvira, pero caminando detrás de