163. CONTINUACIÓN
Las palabras de Fenicio resonaron en el silencio que siguió. Era una petición, una súplica casi. Y Mía supo que él estaba siendo sincero. Fenicio estaba poniendo su corazón en la línea, confiando en ella de una manera que probablemente nunca había hecho antes. Mía sostuvo su mirada, sus ojos brillando con determinación y promesa.
—No lo haré, Fenicio —dijo finalmente— Confía en mí.
Al llegar finalmente al aeropuerto, Fenicio se sorprendió al recibir un mensaje de Bee.
—¿Listo? —decía el breve texto.
—¿Listos para qué, Bee? —preguntó Fenicio, con una nota de preocupación en su voz al llamarla, pero no recibió respuesta.
Siguió a César López, quien llevaba a Javier en un brazo y de la mano a Sofía, seguidos de cerca por su nuevo guardia de seguridad. Mía caminaba a su lado, empujando la silla de ruedas de su madre, que había estado siguiendo la conversación entre ellos dos con una sonrisa feliz en su rostro.
Azucena estaba convencida de que si le sucedía algo por haber ayudado