El señor López asintió, sabía que Fenicio tenía razón. Pero le desilusionada y desesperada no saber lo que había sucedido ese día. Todo era muy borroso en su mente y en la de su guardia.

—Está bien, por lo visto quien nos hizo eso, no cumplió su cometido, porque nos fuimos ese día. Tenemos que estar un paso adelante de quien sea que esté detrás de esto. No puedo permitir que nadie más se aproveche de mí o ponga en peligro mi empresa —dijo, con un tono decidido.

Fenicio asintió, sabiendo que tenía que trabajar duro para proteger a su jefe y a su empresa. Luego lo miró como si dudara de si hablar o no.

—¿Qué es Fenicio? Di lo que sea —lo apremió sabiendo que quería decir algo más, lo conocía muy bien.

—Señor —aunque eran muy amigos, Fenicio lo trataba muchas veces de señor, lo cual quería decir que era serio el asunto. — Hay algo de lo que le debo hablar referente a su asistente.

—¿De Sofía? ¿Qué es? —La curiosidad hizo que César lo observara con atención.

—Pues verá…, yo creo…, n