Lo peor es que la mente de Ashary estaba confundida. Había un calor dentro de él que era incómodo y a la vez uno que lo envolvía desde afuera y que se pegaba aún más que se sentía confortable. El cuerpo grande y duro que presionaba el suyo contra la mesa casi subiéndolo sobre esta no lo hacía sentir asqueado, como ocurría con cualquier toque de otra persona.
La cadera de Lyon se movía de forma insistente para abrir sus piernas y meterse entre ellas y su instinto dictaba que las abriera sabiendo que lo que vendría después sería gratificante. y él... no estaba poniendo resistencia, por el contrario. Una de sus piernas se fue corriendo a un lado sentando la mitad de su cuerpo sobre la mesa y al momento aquello abultado en el pantalón del pelinegro se rozó contra su parte más sensible.
Ashary tuvo que apretar sus labios para no soltar un gemido del cual se avergonzaría. Una corriente eléctrica atravesó todo su cuerpo de golpe y su miembro se llenó al momento contra aquel que presionaba co