Ashary podía decir, a ciencia cierta, que no había ni una sola parte de su cuerpo que no se estremeció por completo y tembló cuando los colmillos de Lyonhart se enterraron en su nuca hasta las encías. Una mordida profunda, que sin embargo… no dolía. O al menos el dolor se había opacado con las demás sensaciones que atravesaban su cuerpo, como el calor que se extendía desde esa zona hasta cada uno de sus dedos y se desplazaba hacia su vientre donde soltó un gemido. Apretó sus muslos subiendo sus piernas al borde de la cama en un intento que lo que atacó esa zona no saliera.
Soltó un sonoro gemido con los ojos cerrados sin poderlo contener. Casi… se había corrido. Y solo por una mordida.
Era un mar completo de temblores ahora. Los dientes en su nuca no se movían, estaban firmemente encajados en su cuello, a la vez teniendo la estimulación de la lengua del dueño de estos rozando la piel, como una suave caricia que lejos de aliviar aumentaba más las sensaciones.
Ashary se encontró perdien