Dudó un buen rato antes de contestar.
Por su lado, Jazmín rompió a llorar.
Así que colgó el teléfono sin vacilar.
Jazmín dijo llorando: —Simón, ¿por qué no respondiste a la llamada de mi hermana?
No pude evitar mirar también a Simón, esperando en silencio su respuesta.
La voz del hombre adquirió un matiz de frialdad al responder: —Jazmín, Rosa es responsable de tu trabajo, y si te hubiera avisado a tiempo de que no especularas para los clientes en privado, no habrías tenido el problema con ese cliente tan paranoico.
La verdad era que no sabía cómo explicar eso, parecía que tenían su razón.
Cuando una persona tenía prejuicios contra ti, ¡todas tus acciones eran incorrectas a sus ojos!
¡Qué rabia!
Se lo había dicho a Jazmín un montón de veces, ¡ya fuera ayudando a un cliente a elegir un fondo o a especular con acciones, tenía que hacerlo siempre a través de la plataforma de la empresa y no olvidarse nunca de firmar un contrato oficial!
En resumen, ¡había que informar a la empresa de cualquier cosa que pasaba!
¡Pero ella se puso en contacto con el cliente en privado, y flirteaba con él con el fin de impresionarlo, por eso le propuso ayudarlo con las bolsas!
Como resultado, el cliente perdió un millón y medio, y cuando su mujer se enteró de su relación cariñosa con Jazmín, lo echó de casa.
¡Pero ya cuando las cosas se le fueron de las manos, Jazmín me lo confesó entre lágrimas!
La llevé a hablar con el cliente, pero este no escuchó en absoluto mi plan de compensación y parecía decidido a vengarse de Jazmín.
Al final, ¡perdí la vida en este asunto!
Cuando Jazmín escuchó las palabras de Simón, sonrió dulcemente y dijo: —Simón, tampoco culpes a Rosa, siempre ha sido antipática conmigo, ni siquiera me atrevo a hacerle preguntas sobre el trabajo.
Simón puso mala cara.
Jazmín aprovechó para meter más leña al fuego y dijo: —Ese cliente estuvo detrás de ella, y seguramente la tomó conmigo porque ella hizo algo que le hizo malentender.
Me enfadé tanto que levanté la mano y le di una bofetada a Jazmín...
Pero no di a nada.
¡No pude evitar apretar los puños mientras una sensación de tristeza me inundaba!
¡Esta sensación de ver cómo te calumniaban y no poder refutar o contraatacar era odiosa!
Simón frunció el ceño, luego se calmó, al parecer intentaba contener sus emociones.
Yo quería llorar, y era como si un viento feroz se hubiera levantado dentro de mí, llevándose el amor que una vez sentí.
«Simón, me dejaste confusa.
Tú solo conoces a Jazmín desde hace seis meses, pero yo te conozco desde hace cuatro años.
Siempre has sido un hombre sabio, pero ahora dejas que me acuse falsamente de todo tipo de cosas.
¿Nunca has confiado en mí?
¿O es que la aparición de Jazmín te avivó el mundo aburrido en el que estabas sumergido?
Simón, ¿lo admites?
Sientes algo por ella».
...
El celular de Simón volvió a sonar.
Esta vez, respondió.
La voz furiosa de Carolina llegó al instante: —Bastardo, ¿no te duele la conciencia cuando abandonaste a Rosa?
Si Carolina pudiera atravesar la pantalla de su celular, habría agarrado a Simón por el cuello y le habría interrogado.
De repente, sentí como si me clavaran agujas en el corazón...
Mi hermana, con la que crecí, me apuñalaba continuamente en el corazón, y mi novio desde hacía tres años no solo pasaba de mí, sino que además no me tenía ni una pizca de confianza.
Si Carolina no hubiera estado siempre a mi lado y no me hubiera defendido la primera en todo, podría haber caído en la duda de que yo había fracasado como persona.
Simón hizo una mueca antes de decir: —Srta. Méndez, si llamaste para hablar por Rosa, tengo una duda, ¿qué derecho tienes de decirme eso?