...)
Hoy los niños del orfanato se han tapado la cara con pequeños adhesivos en forma de corazón.
La verdad es que los llevan pegados por todas partes: sobre la frente, sobre la barbilla, por las
mejillas, alrededor de los ojos e incluso sobre la punta de la nariz. En el gran caldero de cobre, el
gulasch lleva ya un buen rato cociéndose y su aroma se difunde entre los árboles del parque que
es una maravilla.
Lóránt y Laci, entre tanto, compiten en recoger ramitas para alimentar las brasas; Marcell y
Gabor cantan las canciones de los Queen en un inglés aproximado; David procura atraer la
atención general realizando espectaculares cabriolas; Konrád e István discuten acerca de las
proezas de sus futbolistas preferidos.
Mientras tanto, Árpád –escondido detrás de un banquito– está robando los piñones tostados
que adornan los bordes de las tartas, pero es descubierto a tiempo. Es Ádám quien da el
chivatazo:
–Otti neni Árpi tarta idé –le dice a una de las institutrices en su misterioso idiom