Tras cerrarse el vínculo, la chamana fue llevada con absoluta discreción hasta los príncipes. Solo los reyes y ahora Teresa, Alexandra y Markus conocían su ubicación.

Teresa comprendía ahora el miedo de Markus por el poder oculto y corrupto que habitaba en Lexie, Alexander y ahora sus nietos. Sin embargo, sabía que antes de enfrentarse a esa oscuridad ancestral, debían detener la amenaza que representaba su padre y sus ambiciones de poder.

—Teresa, ¿qué te tiene tan preocupada?— le preguntó Lexie al verla tan distraída después de hablar con los reyes e informarle de la situación.

Tenía que hablar, pero también temía lo que su confesión pudiera hacer en su lazo recién construido. Decirle a Lexie que siempre estuvo cerca de Alexander por órdenes de su padre y que este era Andrew. No solo era revelar todo lo que sabía de él y sus planes, sino también que él había mandado a matar a su hermano para poder usurpar su lugar como alfa de los Di Angelo y empezar su ambiciosa cruzada para derroc