Luz despertó envuelta por una calidez que la hizo estremecerse ligeramente. Al abrir los ojos, lo primero que notó fue el suave roce de las respiraciones de dos cuerpos cerca de ella. Asher y Axel estaban a su lado, tan cerca como siempre, sus cuerpos presionando contra el suyo con una cercanía protectora.
—¿No creen que hace mucho calor? —murmuró, buscando algo de frescura en medio de aquellos brazos que la rodeaban, manteniéndola a una temperatura bastante alta.
—Somos calientes por naturaleza, cariño —susurró Axel, apretando su agarre en su cintura, manteniendo la espalda de Luz pegada a su torso, mientras ella tenía su cabeza recostada sobre el pecho de Asher.
—Hoy está sofocante —intentó salir de los brazos de ambos, pero le gruñeron al unísono.
—¿Podrían soltarme? —preguntó, alzando un poco el rostro para ver a Asher hacer una mueca divertida.
—Lo haríamos, pero hueles tan bien… —ronroneó Axel, deslizando su nariz por el hombro de Luz, quien se estremeció con ese solo gesto—. ¿Q