Briella terminó de recoger su cabello en una trenza suelta. Había pasado el día ayudando a su madre con su padre convaleciente, y aunque se había distraído un poco explorando con sus hermanos, aún no lograba sacarse de la cabeza el momento en el que Zadkiel la había invitado a la fiesta.
Unos toques suaves en la puerta interrumpieron sus pensamientos.
—¿Sí?
La puerta se abrió con lentitud y Calia entró con una sonrisa tranquila y elegante, sosteniendo una caja entre sus brazos. Llevaba un vestido verde esmeralda y su cabello estaba recogido en un moño alto, dejando ver su rostro sereno.
—Hola, Briella. Espero no interrumpir —dijo con gentileza.
—¡Claro que no! —se puso de pie de inmediato—. Pase, por favor.
Calia se acercó y depositó la caja sobre la cama con delicadeza.
—Zadkiel me pidió que te ayudara a prepararte para esta noche —explicó con una sonrisa cómplice—. Me dijo que no conoces mucho sobre la manada aún, y que quizás elegir algo sola sería complicado. Así que… esto es de p