111. Por favor, hijo, detente
El vampiro se sorprendió ante la súbita aparición del lobo negro. No esperaba que un simple, joven y solitario lobo tuviera la habilidad de realizar una emboscada contra él. Barack era un lobo inteligente y fuerte, con una determinación férrea y un instinto preciso. Había estado vigilando cada movimiento del vampiro desde hacía días, esperando el momento oportuno para atacar.
Cuando Barack recuperó la campanilla, el vampiro se levantó y rugió de furia. Su piel pálida y fría chispeó y se encendió con fuego negro. Los lobos temblaron ante su presencia amenazante. El vampiro se abalanzó sobre Barack con garras y colmillos, pero el lobo negro se defendió con astucia y habilidad.
La lucha fue épica y salvaje. Los lobos aullaban y el vampiro gruñía de ira. El bosque temblaba con la fuerza de sus choques. Barack hacía uso de su velocidad y su sigilo para esquivar los golpes del vampiro. Con cada golpe, el lobo negro luchaba como si su vida dependiera de ello.
Finalmente, Barack lanzó al vamp