135. LA TRAMA DE LA OSCURIDAD
KAELA:
El viento helado del Valle Umbrío pareció detenerse cuando esas palabras salieron de los labios de Artemia. Su tono, cruel y ácido, buscaba quebrarme, enterrar dudas en lo más profundo de mi ser. Pero fue un error; ya había combatido mis demonios en los Jardines Sombríos. Una cosa es herir a un lobo y otra intentar arrancarle el alma a una loba que ha encontrado su propósito.
Laila rugió furiosa, haciendo que mi cuerpo brillara con una intensidad nueva. Mis ojos ardieron al encontrarse con los de Artemia, y mi voz resonó como un trueno.
—¿Ese es tu gran truco, Artemia? ¿Mentiras y veneno? ¿Quieres dividirnos? Me das muy poco crédito —contesté con sarcasmo.
—Oh, pequeña Laila, ¿en verdad le creíste? —su risa era un veneno—. Kaesar necesitaba el poder de tu manada y del ejército de los veteranos de tu padre. La sangre de tus padres alimentó su ascenso como el Alfa Real más poderoso de todos, incluso de ti.
Mi corazón golpeó mi pecho, desesperado. Sabía que no era cierto. S