—No me agrada tu actitud, teníamos un trato, y yo lo he cumplido.
Él la miró de lado, con una sonrisa que no le llegó a los ojos.
—Creo que quiero renegociar los términos.
Paula se aclaró la garganta.
—Clari, ¿quieres otro trago?
—No, estoy bien —respondió ella, sin quitarle los ojos a Gonzalo.
—Parece que se te subió algo... no sé si el alcohol o la testosterona ajena —agregó Paula con sarcasmo.
Gonzalo lanzó una mirada fulminante a Paula, pero ella le sostuvo la mirada, desafiante. Clara agradeció en silencio tenerla de su lado, incluso cuando le resultaba incómodamente honesta.
Del lado de Martina y Mateo, la cosa era más animada.
—¿Te vas a hacer la difícil toda la noche? —preguntó Mateo, con los codos apoyados en la barra y la barbilla entre las manos.
—No me hago la difícil. Soy difícil —respondió Martina, bebiendo con lentitud, disfrutando de su propio juego.
—¿Y si te invito a bailar? —propuso él, inclinándose hacia ella.
—Yo no bailo —respondió Martina.
Mateo suspiró.
—Puedo