Zara
El reloj marcaba a las 11:45 cuando escuché pasos acercarse al otro lado de la puerta estaba sentada en el borde del sofá con la bata blanca de baño ajustada a la cintura el cabello a un húmedo cayendo en ondas sobre mis hombros me habían dicho que vendrían a peinarme y maquillarme como si fuera un maniquí más que necesitaba presentación, pero no era eso lo que realmente me tenía inquieta estaba esperando a la mujer que según él ama de llaves sería la encargada de diseñar y armar un guardarropa completamente nuevo para mí desde cero.
Con cada prenda, cada tela, cada detalle, seleccionado según sus criterios o peor los de Alejandro!!! la sola idea me revolvía el estómago no por vanidad sino porque cada nuevo cambio que él imponía me hacía sentir más atrapada en una vida que no pedí ni soñé.
No me sentía parte de esa habitación ni de esa mansión, esa mujer que vendría fuera quien fuera marcaría el inicio de otro paso hacia una versión de mí que todavía no decidía si quería ser