C43: Ya está hecho.
Rowan estaba sentado en la cabecera de la larga mesa de cristal, con los dedos entrelazados bajo el mentón y los ojos fijos en un punto inexistente del otro lado del salón de conferencias. Su expresión era imperturbable, pero quienes lo conocían sabían leer los detalles: la mandíbula ligeramente apretada, el ceño levemente fruncido y los hombros rígidos, todo apuntaba a que estaba furioso.
Ninguno de los ejecutivos reunidos osaba pronunciar palabra. Las presentaciones habían concluido hacía varios minutos, pero nadie se levantaba. Todos sabían que algo no iba bien. A Rowan nunca le temblaba el pulso para lanzar decisiones, pero en ese momento el silencio lo envolvía como un aura eléctrica.
El golpe había llegado desde la sucursal en Wall Street, la más estratégica del grupo, aquella que manejaba el área inmobiliaria y lideraba el desarrollo del proyecto más ambicioso hasta la fecha. Era la joya de la corona, una operación multimillonaria que pondría a la compañía muy por encima de sus