C117: Tenía que ganarse todo lo que se le daba.
Hazel alzó la vista, visiblemente desconcertada, cuando Rowan le propuso hablar con ella en privado. Sus cejas se arquearon con desconfianza, y en sus ojos se reflejó sospecha y molestia.
—¿Resolverle dudas? —repitió, ladeando un poco la cabeza—. ¿A qué clase de dudas se refiere exactamente?
Rowan, sereno, esbozó una ligera sonrisa que no alcanzaba a suavizar la frialdad de su mirada.
—La invito a tomar un café. En un sitio más tranquilo, más reservado. Será más cómodo para los dos.
Hazel entrecerró los ojos, evaluándolo. Estaba cansada de que la gente se le acercara fingiendo cortesía para después escarbar en asuntos que no les incumbían.
—Lo siento, pero no creo que pueda ayudarlo —replicó—. Y mucho menos si se trata de asuntos personales. No me interesa meterme donde no me llaman.
Rowan no pareció alterarse. Mantuvo su expresión serena, pero su tono cambió, volviéndose más directo, más pragmático.
—Le garantizo que no le estoy pidiendo una conversación casual. No busco su simpatía