El día del evento, Juan apareció diciendo que quería acompañar a Lorena.
Ella lo rechazó rotundamente.
Sin embargo, al enterarse de que su acompañante era Omar y no Urso, el semblante de Juan mejoró un poco.
Mientras veía a Lorena subirse al coche de Omar, Juan decidió hacer una llamada.
—¿Señorita Díaz?
Elena, sorprendida de recibir la llamada de Juan, respondió:
—Señor López, ¿no se habrá equivocado de número?
—No, no me he equivocado, señorita Díaz. Lorena va a asistir a una fiesta esta noche, y ya sabes cómo pueden ser esos eventos. ¿Podrías acompañarla discretamente y asegurarte de que esté protegida?
Elena no esperaba encontrarse en esa situación.
¿Ella, protegiendo a alguien?
Pero Juan la halagó tanto, describiéndola como una heroína con un gran sentido de la justicia, que no pudo negarse.
Sentía que rechazar sería una traición a su amiga.
Calentándose ante la idea, aceptó.
—Ya he preparado un vestido para ti —le dijo Juan, con una sonrisa—. Mi asistente te esperará en la puerta