Capítulo 5
Elena hizo una pausa y dijo: —Me parece bien, si puedes aguantar esto, te despreciaré.

Al decirlo, fue a ayudarla a arreglar sus cosas con habilidad y diligencia.

Luego se hizo el silencio un rato.

Elena volvió la cabeza, la consoló con un abrazo y dijo: —Está bien que hayas vuelto, en el futuro deja de enamorarte del hombre ingrato.

Al escuchar estas palabras, se la pusieron los ojos rojos a Lorena de repente.

Antes cegada por el amor, había perdido demasiado tiempo en él. Recordando este pasado, respiró profundamente y se dirigió a Elena y sí misma reprimiendo todas sus emociones: —No lo haré.

Al día siguiente, el cielo estaba un poco nublado y hacía calor sofocante.

Lorena abandonó el estilo de vestir discreto y decente como la “señora López” y llevaba un vestido verde de tirantes que no se había puesto en tres años, que resaltaba su piel blanca como la nieve y la hacía bella y encantadora.

Después de que se arregló, Elena la llevó a directamente a la Oficina de Asuntos Civiles. Ellas esperaban a Juan en el coche, pero no lo vieron tras una espera prolongada. Lorena le hicieron tres llamadas, pero todas fueron rechazadas. Entonces, Lorena encontró rápidamente el número de teléfono

de un reportero que tenía mejor relación con el grupo López y le dijo francamente sonriendo:

—Tengo las fotos que ponen en evidencia la infidelidad de Juan, ¿quieres conseguirlas gratis?

El reportero se quedó al instante atontado, la contestó brevemente y se apresuró a colgar.

Elena dio a Lorena un pulgar hacia arriba para admirar su truco mientras arreglaba su pelo. Luego le dijo firmemente a Elena:

—Espera un poco, llegará pronto seguramente, y de paso, ¿qué novedades hay estos días?

Elena pensó un rato y la respondió con una sonrisa:

—El mes pasado, el Grupo Suárez lanzó la biomimesis que sorprendió al mundo, con la cual ha liderado la industria al respecto a nivel mundial, todo el mundo dice que tu Familia Suárez parece ser de bajo perfil, pero en realidad, es muchísima rica.

Era un truco efectivo como imaginaba Lorena, justo cuando Elena terminó sus palabras, Juan la llamó. Ella dejó escapar una sonrisa porque efectivamente este truco le sirvió .

Cogió el teléfono sin prisas y percibió la ira en su voz profunda y fría:

—Lorena, no te pases de listo, aunque tengas mis evidencias, ¿qué medio de comunicación se atreve a publicarlas?

Lorena sabía que ante los poderosos antecedentes del Grupo López, esos medios no se atrevían a ofenderles fácilmente, pero sin aprovecharse de esta intriga, ¿cómo se separaron rotundamente?

Entonces soltó una suave risa y lo respondió con actitud indiferente:

—Señor López, le he estado esperando en la Oficina de Asuntos Civiles, pero no viniste, así que se me ocurrió este plan.

Al escucharlo, Juan guardó silencio por un momento, luego dijo con voz fría y severa:

—No tengo tiempo para jugar este juego contigo, será mejor que trabajes a tiempo, de lo contrario despediré a todos los idiotas bajo tu mando.

Colgó el teléfono inmediatamente después de decir eso. No obstante, le desapareció la risa a Lorena. Pensó: «¿Acaso disparará el enojo a los inocentes porque le he desagradado?» Con el fin de que sus inferiores no se involucraran en este asunto, le dijo a Elena que volviera a casa primero y de prisa cogió un taxi con destino al Grupo López.

Cuando los empleados de la empresa vio a Lorena, todos se quedaron sorprendidos porque no imaginaban que volviera tan pronto, y además parecía aún más bella y atractiva que antes.

Lorena llevó el acuerdo de divorcio y la carta de dimisión que había preparado hacía tiempo y se dirigió directamente al despacho de Juan.

En este momento su único deseo era acabar con todo eso y salir de allí lo antes posible. Entonces, no llamó a la puerta y directamente entró. Efectivamente, la delicada Susana justamente estaba sentada junto a Juan.

Los dos estaban discutiendo sobre un documento bajando la cabeza, muy apegados en un gesto íntimo.

Al ver eso, Lorena puso mala cara porque no esperaba encontrarse con ella aquí. Sin embargo, era nada raro que la viera aquí, ya que tenían un hijo.

No obstante, su entrada rompió un ambiente ambigua sin duda.

Los miró con desdén y habló de manera franca:

—Originalmente, planeaba terminar los trámites del divorcio antes de dimitir, parece que ahora tengo que entregar primero la dimisión.

Juan levantó su vista indiferente y desapega. Lorena vio que hoy llevaba una camisa planchada tan meticulosamente que dio un escalofrío.

—Has montado semejante escándalo, ¿no temes que despida a todos ellos?

La amenazó de esta manera porque sabía que Lorena había ayudado a todos los de la secretaría en el trabajo y les cogió cariño.

Frente a su amenaza, ella contestó con el sonsonete: —Entonces me los llevaré a todos.

Predominó un silencio un rato.

Cuando Susana escuchar esto, entrecerró los ojos, sacó una caja de regalo del cajón sonriendo y se la entregó.
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