«Primero son tus dientes que tus parientes, Lulo.»
Insistió Roxana al verlo tan preocupado por su prima y, por si las dudas, lo envió a cortar leña para avivar las fogatas y mantenerlo ocupado. Pero, de todas formas, él era insistente, así que de un momento a otro se encontró con un hacha en la mano y mil ideas enredándose en su cabeza.
—“Primero tus dientes y luego tus parientes”… menuda idiotez…— masculló entre dientes mientras descargaba el hacha sobre un leño seco —¿Cómo diablos quieren que no me preocupe por ella?¡Si lo que ese imbécil le hizo es inaceptable!
—¿Mi tío Audrey se portó mal con tía Leli?— quiso saber una vocesita infantil a sus espaldas.—¿Qué hizo? Dígamelo, que yo voy y hablo con él para que se rectifique.
Sorprendido, Brishen se dio la vuelta para encontrarse con Tomás que lo observaba de cerca y preocupado por lo que hubiera hecho su tío. Tanta seriedad vio en el rostro del niño que no pudo evitar sonreír enternecido.
«De modo que este chiquillo es el chovopra